domingo, 6 de julio de 2008

Climatología: El Niño (ENSO)

El Niño
En climatología se denomina El Niño a un síndrome climático, erráticamente cíclico, que consiste en un cambio en los patrones de movimientos de las masas de aire provocando, en consecuencia, un retardo en la cinética de las corrientes marinas "normales", desencadenando el calentamiento de las aguas sudamericanas; provoca estragos a escala mundial, afectando a América del Sur, Indonesia y Australia.
El nombre de "El Niño" se debe a pescadores del puerto de Paita al norte de Perú que observaron que las aguas de la Corriente Peruana ó Corriente de Humboldt, que corre de sur a norte frente a la costa peruana, se calentaban en la época de las fiestas navideñas y los cardúmenes o banco de peces huían hacia el sur, debido a una corriente caliente procedente del Golfo de Guayaquil (Ecuador). A este fenómeno le dieron el nombre de Corriente del Niño, por lo del niño Jesús.
El nombre científico del fenómeno es Oscilación del Sur El Niño (El Niño-Southern Oscillation, ENSO, por sus siglas en inglés). Es un fenómeno con más de once milenios de historia climática.
El episodio prodrómico se inicia en el océano Pacífico tropical, cerca de Australia e Indonesia, y con él se altera la presión atmosférica en zonas muy distantes entre sí, se producen cambios en la dirección y en la velocidad de los vientos y se desplazan las zonas de lluvia en la región tropical.
En condiciones normales, también llamadas Condiciones Neutrales, los vientos Alisios (que soplan de este a oeste) apilan una gran cantidad de agua y calor en la parte occidental de este océano. El nivel superficial del mar es, en consecuencia, aproximadamente 5 dm más alto en Indonesia que frente a las costas del Perú y Ecuador.1 2 3 4
Además, la diferencia en la temperatura superficial del mar es de alrededor de 8 ºC entre ambas zonas del Pacífico. Las temperaturas "frías" se presentan en América del Sur porque suben las aguas profundas y producen un agua rica en nutrientes y mantiene el ecosistema marino. Durante "la Niña" las zonas relativamente húmedas y lluviosas se localizan al sudeste asiático, mientras que en América del Sur es relativamente seco.
Durante el Niño los vientos alisios se debilitan o dejan de soplar, la máxima temperatura marina se desplaza hacia la Corriente de Perú, que es relativamente fría, y la mínima temperatura marina se desplaza hacia el Sudeste Asiático. Esto provoca el aumento de la presión atmosférica en el sudeste asiático y la disminución en América del Sur. Todo este cambio ocurre en un intervalo de seis meses, que representa aproximadamente desde junio a noviembre es muy fuerte con alteraciones en el clima
Los efectos
Las consecuencias de este fenómeno climático lleva a regiones aleatorias de América del Sur a:
Lluvias intensas.
Disminución de la intensidad de la Corriente de Humboldt.
Pérdidas pesqueras en ciertas especies e incremento en otras.
Intensa formación de nubes generadas en la Zona de Convergencia Intertropical.
Periodos muy húmedos.
Baja presión atmosférica.
En el sudeste de Asia
En determinadas regiones aleatorias (desconocidas) del sudeste asiático provoca:
Lluvias escasas.
Enfriamiento del océano.
Baja formación de nubes.
Periodos muy secos.
Alta presión atmosférica.
Escases de alimentos marinos
En el Mundo
Consecuencias globales:
Cambio de circulación atmosférica.
Cambio de la temperatura oceánica.
Pérdida económica en actividades primarias.
Pérdidas de hogares.
A finales del 2006 en cantábrico oriental hubo escasas precipitaciones provocando así sequías.
El síndrome El Niño en la historia y en la prehistoria de Perú
Técnicas de identificación existentes
Contrariamente a las medidas regulares y precisas de parámetros como la precipitación, la temperatura del aire o del mar, efectuadas muy precariamente desde 1930, para períodos más antiguos sólo se dispone de narraciones o descripciones de las consecuencias de las anomalías climáticas refiriéndose, por ejemplo, a las cosechas, a las condiciones de navegación y a la aparición de fenómenos meteorológicos no habituales como truenos, inundaciones, desastres por temporales, etc.
Para identificar fenómenos meteorológicos, en paleoclimas, se dispone de los estudios geológicos de capas de sedimentos, fechables por estratigrafía (las capas más antiguas están por debajo), por datación al carbono 14, que indica el período en el cual se han formado los componentes orgánicos prisioneros (polen, etc.) en los depósitos o por los restos arqueológicos que se mezclan.
Todas estas observaciones deben ser verificadas, comparadas y recortadas con el mayor número de informaciones proveniente de diversas disciplinas. Toda incoherencia debe ser explicada. Por ejemplo se sabe que:
El nivel de los océanos ha variado varias decenas de metros, provocando variaciones del nivel de base y, por lo tanto, la erosión cerca de las desembocaduras
La forma de algunos cordones litorales fósiles indica la dirección de las corrientes y de las olas dominantes
Las dunas fósiles corresponde a períodos áridos e indica cuales eran los vientos dominantes
Los fósiles (diatomados, foraminíferos), como también el crecimiento de los arrecifes de corales, dan indicaciones sobre la temperatura y la salinidad del agua de mar
El estudio de las capas de hielos antiguos y de glaciares tropicales, de la composición isotópica del aire y la de los pólenes que quedaron prisioneros, permiten conocer las condiciones atmosféricas pasadas (temperatura del aire, importancia de las precipitaciones, etc.)
La dendroclimatología (estudio de los anillos de crecimiento de los árboles) proporciona informaciones sobre las precipitaciones y las temperaturas del pasado
Todo esto debe ser comparado a otros estudios utilizados por los paleoclimatólogos como el estudio del crecimiento de arrecifes tropicales, o las huellas dejadas por una fuerte explosión volcánica.
Errores y trampas a evitar
Estas técnicas son a menudo indirectas o subjetivas y sólo se dispone de consecuencias o efectos indirectos de lo que se quiere medir.
En principio, se debe verificar y confirmar lo que han querido decir los historiadores. Por ejemplo, las destrucciones ocasionadas por el río Rímac son mucho más numerosas en los dos primeros siglos de la colonia. Puede ser que algunos barrios de Lima estaban más cerca del río en esa época. En otros casos algunas construcciones que se encuentran actualmente en zonas inundables, hacen que las crecidas que inundaban antaño praderas sin que nadie se preocupara, destruyen actualmente las viviendas para que aparezcan como noticia de primera plana en los diarios. Este es el caso de las inundaciones en la ciudad de Ica cuya población ha pasado de 50.000 a 300.000 habitantes entre 1963 y 1998, años de las dos últimas inundaciones.
Enseguida, todas las inundaciones o fuertes lluvias no son necesariamente provocadas por el Fenómeno El Niño.
La zona costera del norte de Perú es la única parte de Perú en la que las precipitaciones muy fuertes y las inundaciones están ligadas indiscutiblemente a "El Niño". Tanto en el sur de Perú como en el Altiplano boliviano El Niño provocaría sequías, mientras que La Niña correspondería a excesos pluviométricos, que ya no serían provocados por un aumento de las temperaturas de superficie del océano, pero por influencias más fuertes de los sistemas frontales del Sur (aire polar).
Además no se dispone de información directa sobre los mecanismos del clima durante los Mega-Niños. Sólo podemos constatar que los dos Niños Muy fuertes de 1982-83 y de 1997-98 han tenido comportamientos diferentes en el Sur. 1983 correspondió a una sequía, mientras que en el 97-98 la precipitación fue superior al promedio. No se sabe cómo se comportará el próximo Muy Fuerte Niño y menos aún el próximo Mega Niño.
Los Huaicos, avalanchas y aluviones
La mayor parte de las cuencas de la vertiente del Pacífico del Perú, adosadas a los Andes, puede ser golpeada por fenómenos catastróficos llamados Huaicos. Estos Huaicos pueden corresponder a crecidas muy fuertes, acompañadas de aluviones que provocan a menudo daños considerables. Generalmente, los valles escarpados en las partes altas o medias son bloqueadas por derrumbes que a veces pueden retener un volumen grande de agua. La ruptura de estas presas es a menudo muy rápida con un gran volumen de agua y de sedimentos (rocas) escurriéndose bruscamente con fuertes velocidades en el valle.
Estos huaicos también pueden ser generados por un accidente provocado por un glaciar: caída de un gran volumen de hielo en un lago moraínico provocando su desborde, o bien el rebalse (ruptura) de un lago o de una laguna contenida por el glacial o incluso un accidente como el que se produjo en 1970 en el Huascarán en la cuenca del río Santa. Una avalancha de hielo de un volumen de 50 a 100 millones de m3 se desprendió del glaciar de la cima del nevado Huascarán, destruyendo la ciudad de Yungay y provocando la muerte de 18.000 personas. Se estima que la crecida alcanzó una altura de 80 m en las quebradas del río Santa (Cañón del Pato) donde la velocidad del flujo de agua y de sedimentos ha sobrepasado probablemente los 100 km/h, destruyendo una central hidroeléctrica. Se ha encontrado una capa de sedimentos sobre toda la llanura aluvial del río Santa, cerca del Océano, sobre varios kilómetros de ancho. Esta inundación catastrófica, que ha dejado huellas que serán probablemente observadas por los geólogos (depósito de sedimentos) no tiene nada que ver con el Fenómeno El Niño, puesto que fue provocado por un terremoto y por las consecuencias de la fusión glaciar actual. No es el primero, ya que en 1962, 13 millones de m3 de hielo se derrumbaron sin ningún terremoto, provocando la muerte de 4.000 personas. Se han encontrado huellas de una avalancha aún más grande, anterior a la llegada de los españoles cuyo volumen ha sido estimado entre 100 y 200 millones de m3, la altura de la crecida a 123 m y su velocidad estimada en 140 km/h .
En 1987, se estimaba que había 3044 glaciares en el Perú, cubriendo una superficie de 2040 km2 para un volumen total de 56 mil millones de m3. Y se han censado 602 lagos de origen glaciar en la Cordillera Blanca y al menos 20 catástrofes mayores en el Departamento de Ancash desde el siglo XVII.
Este tipo de accidente, de origen glaciar o lacustre, no debe ser atribuido a El Niño, con el cual no existe ninguna relación directa y puede o ha podido sobrevenir frecuentemente, sobre todo durante épocas de desglaciación y de alejamiento de los glaciares
Otros errores
La datación del C14 indica la fecha en que el organismo viviente ha asimilado el gas carbónico de la atmósfera. Si se trata de bosque, puede ser más antiguo que el depósito.
Los restos arqueológicos han podido ser mezclados por las propias civilizaciones desaparecidas o por saqueadores de tumbas.
Unas dunas han podido bloquear la desembocadura de un río y hacer pensar en una elevación del nivel de base (nivel del mar) o inclusive crear un medio marino confinado cuyas características (fósiles) ya no eran más representativas que las del mar.
Fuertes crecidas pueden destruir (parcial o por partes) huellas de crecidas más antiguas.
También hay que tener presente que las condiciones climáticas promedio han podido variar con el transcurrir de los siglos.
En breve, la mayor vigilancia y un sentido crítico agudo siempre son necesarios ante todo un abanico de posibles errores.
Los Niños prehispánicos
Resumiendo las conclusiones de quienes han estudiado las huellas dejadas desde hace algunos milenios por eventos climáticos excepcionales en varias zonas situadas entre la desembocadura del río Piura, al norte y la de la Quebrada de los Burros cerca de Tacna, al extremo sur de Perú.
No se sabe bien cuáles eran las condiciones climáticas que reinaban en la costa Peruana antes de la era interglacial actual, llamada holoceno (que se estableció desde hace 10 a 15 milenios). El nivel del mar era de 80 a 120 m más bajo y la línea de la orilla más alejada, hasta varios kilómetros. Los autores están de acuerdo en pensar que las condiciones climáticas sobre la costa peruana ya eran desérticas o al menos áridas. Algunos investigadores afirman que los eventos de El Niño existen desde hace por lo menos 40.000 años.
En la parte norte de Perú, se observa un evento del Niño que provoca inundaciones cada 5 ó 10 años. En el Sur estos eventos son escasos, pero pueden sobrevenir y son a menudo devastadores.
Las huellas dejadas por los diferentes Niño varían según las regiones. Las cronologías pueden ser diferentes. Se puede constatar que, de norte a sur de la costa peruana sobrevienen cada 200, 300 ó 500 años, una catástrofe climática mayor que probablemente ha provocado a menudo o facilitado la desaparición violenta de varias civilizaciones como la Cultura Chavín, la Dinastía Naylamp o la cultura Lambayeque.
Los Niños históricos
Diversos investigadores han concordado en una cronología completa de los eventos del Niño a partir de los elementos históricos.
Los eventos calificados de muy fuertes, que se podrían comparar con los eventos de 1982-83 y de 1997-98 han sobrevenido en 1578, 1728, 1790-93, 1828, 1876-78, 1891 y 1925-26, es decir 9 eventos muy fuertes en 475 años, es decir aproximadamente cada 50 años.
Otros 10 eventos son calificados entre Fuerte y Muy Fuerte (F+) y otros 21 de Fuertes. Por lo tanto, ha habido 40 eventos Fuertes y Muy Fuertes en 475 años, es decir uno cada 9 años.
Consideraciones finales
Para concluir, con todas las reservas del caso se puede decir que cada 500 ó 1000 años el Perú ha sido golpeado por una catástrofe mayor (Mega Niño), capaz de remodelar paisajes y desorganizar o provocar la desaparición de sociedades.
Niños Muy Fuertes como los de 1925, 1983 ó 1997 sobrevendrán aproximadamente cada 50 años, en media.
Niños normales o canónicos sobrevendrán en promedio cada 3 ó 4 años. Estos tienen a menudo efectos benéficos sobre las culturas y la generación de los recursos en agua, pero provocan una sobre dos o tres veces (en promedio cada diez años) daños apreciables.
Finalmente, hay que recordar que en el Perú, las inundaciones no siempre son provocadas por el Fenómeno El Niño. Los huaicos a menudo catastróficos son muchas veces vinculados por deslizamientos de terreno, (provocados por temblores, accidentes glaciares o exceso de lluvias relacionadas con el Niño o no).
Las investigaciones del Síndrome El Niño puede poner orden en el contexto de las posibilidades del cambio climático. El hallazgo de un cierto ciclaje en la reaparición del Niño puede hipotetizar acerca de no cambios climáticos globales. Hay expertos en disidencia en pensar en la hipótesis de un no recalentamiento global del clima del planeta, por los antiguos mega «Niños Muy Fuertes», y que en la actualidad sean menos frecuentes.
1997-1998
En noviembre de 1997 se realizó un foro para predecir los impactos de El Niño. "¿Cuánto va a llover en la región?" o "¿cuánto se intensificarán los vientos para los huracanes?" fueron dos de las de cientos de preguntas que se realizaron en el foro. Las consecuencias del fenómeno El Niño, en 1997, fueron muy fuertes, no solamente afectaron las costas de Sudamérica, sino que también afectó Centroamérica, el Pacífico mexicano y la Corriente de California, ocasionando intensas lluvias desde el estado de Baja California, en México, hasta el sur del Perú. Provocó, aparte de epidemias, gran erosión en las costas, incendios forestales, pérdida pesquera y agrícola. Incluso el 13 de diciembre de 1997, invierno boreal, se dio un frente frío junto con las intensas lluvias del fenómeno que produjeron una nevada en el norte y centro del estado de Jalisco. Esto trajo consigo un descenso en la temperatura de -7 °C, después de 116 años que no se presentaba a este nivel. Para el profundo desconocimiento del clima, que nos viene regulando, desde la Era Postglacial (Würm), con una "estabilización climática" y ciclos desconocidas, un episodio cada 116 años es 1 min climático.En este msimo dia se presentaron nevadas en ciudades que no neva usualmente como Guadalajara, San Luis Potosi Leon y Aguascalientes provocando también la suspension de actividades el los puertos de manzanillo y lazaro cardenas.
Influencia en el Perú
El fenómeno del Niño afectó en 1997-98 gran parte del Perú, concentrándose sus efectos entre noviembre de 1997 y abril de 1998. Las lluvias promedio mensuales alcanzaron 701 mm en Tumbes, 623 mm en Piura y 202 mm en Chiclayo, superando ampliamente los niveles normales.5
Los departamentos más afectados del país fueron los de Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad, Ancash, Ica, Junín, Cusco y Cajamarca. Los principales daños ocasionados por desbordes de los ríos y por precipitaciones pluviales ocurrieron en los casos de Tumbes, Piura, Lambayeque e Ica.
Los ríos que desembocan en el Pacífico alcanzaron caudales muy importantes. Algunos de los cuales alcanzaron los siguientes caudales:
Río Tumbes 2300 m3/s
Río Piura 4424 m3/s
Río Chicama 1200 m3/s
Río Ica 620 m3/s
Río Rímac 200 m3/s
Los daños causados se concentran en la infraestructura vial, agricultura e infraestructura urbanas eléctricas. Se estimaron 880 km de carreteras destruidas donde 115 km corresponden a carreteras asfaltadas, 394 km a afirmadas y 334 km a vías sin afirmar y trochas. Igualmente han sido afectados 845 km de carreteras asfaltadas, 4.640 km de carreteras afirmadas y 1.060 km de vías sin afirmar aproximadamente. Se tienen 58 puentes dañados totalmente y 28 puentes afectados con una longitud total de 4395 m. Igualmente las vías de ferrocarril central, del sur y del sur-oriente han sufrido el embate de más de 150 huaicos.
Se han afectado poblaciones urbanas o rurales de Tumbes, Piura, Ica, Oxapampa, Villarica, Pozuzo, Junín, y Trujillo, comprometiéndose sus obras de saneamiento de agua y desagüe.
La amplitud excepcional de este fenómeno obliga a modificar el razonamiento técnico tradicional y proponer medidas y tipos de obras diferentes de los recomendados en el pasado.
El Síndrome El Niño es un conjunto de eventos climático-hidrológicos, cuya naturaleza, aparición, intensidad, no está aún claramente definida, como tampoco su magnitud, sus lugares de afectación, frecuencia e intensidad. Por esto, en el caso de los ríos de la Vertiente del Pacífico, es difícil realizar predicciones o certezas sobre los eventos extremos basados únicamente sobre resultados estadísticos de series hidrológicas, aun cuando existieran períodos de registro máximo de 80 años, pues la frecuencia de aparición de los valores extremos está sujeta a incertidumbres en razón del increíblemente corto período de registro de la muestra estadística.
El Niño de 1998 afectó en forma inesperada a la ciudad de Ica, en el estado presente de nuestro conocimiento y según el estudio de este evento, no hay ninguna certeza de que podría volver a presentarse, con magnitud e intensidad impredecible, en cualquier año y en cualquiera de las cuencas hidrográficas de la costa peruana.
Las investigaciones históricas y prehistóricas hechas por varios autores conducen a estimar el periodo de retorno de los dos últimos Niños "fuertes" a 50 años, con todas las debidas reservas.
El ENSO y el calentamiento global
A comienzos del siglo XXI, la asignación de cambios recientes en el ENSO, o predicciones hacia cambios futuros de clima, no han logrado correlaciones consistentes.6 Más resultados de 20057 tienden a sugerir que los relativamente proyectados calentamientos, podrían seguir a cambios en los patrones espaciales El Niño, sin necesariamente alterar la variabilidad natural de este patrón, mientras el ciclo ENSO podría acortarse mínimamente.8
Últimas noticias
El más reciente episodio de El Niño comenzó en septiembre de 20069 y finalizó en marzo de 2007.10 Desde abril de 2007, se está desarrollando un evento "La Niña" débil, con temperaturas superficiales del océano Pacífico no inferiores a -1,5 ºC del promedio

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